Montes con bosques de acebo, de cumbres romas por obra de los vientos atlánticos, suelos ácidos y ricos en materia orgánica, y con un rígido clima continental con precipitaciones anuales que alcanzan los 1.500 mm. Ofrecen un indudable interés para los amantes de la naturaleza y para aquellos que quieran ver el modus vivendi de las gentes, de los pueblecitos y ríos que rodean al macizo.
Esta es una región montañosa casi en despoblado, aislada por profundas depresiones tectónicas y fluviales como las del Sil, Laza, Camba o Bibey, de curso encajonado. Escondidos cañones fluviales y centenarios monasterios forman los límites orientales de este espacio tajado por hondos valles en los que, si se puede, se cultiva el centeno.
Estos montes hay una fauna variada y abundante como la lagartija serrana hasta la rana temporaria pasando por la culebra bastarda, el águila ratonera y la real, el azor, el cárabo o el lagarto verdinegro...así como lirones, nutrias, lobos y corzos.