A lo largo de la historia sufrió diversas reformas,
algunas muy desafortunadas, como la torre y la cúpula que proporcionan al templo
una extraña apariencia.
Lo más destacado del mobiliario litúrgico de la iglesia,
es el retablo mayor , con un cuerpo central con elegantes
tallas de San Juan Bautista, San Pedro y San Pablo de la autoría de Francisco
de Moure. Otras imágenes son de su taller y otras del escultor local José Seguín
que amplió en 1723 los retablos laterales.
Además guarda en su interior una pieza de gran valor como
es una talla románica de la Virgen con el niño y un romana dedicada al dios Bandua.
En la plaza junto
a la iglesia hay un crucero del siglo XIX, y allí también se encuentra la casa
rectoral, que tiene una bonita balconada.